Contra el fracaso escolar, aprende a estudiar

Por Marta Peñalver

Un 13 % de los jóvenes españoles no termina la educación secundaria y, tras este abandono, no continúan formándose. Y aunque es una cifra sensiblemente inferior al récord del 32 % alcanzado en 2004, estamos a la cola de la Unión Europea. Además, el último informe PISA (2022), que evalúa lo que los jóvenes saben y son capaces de hacer al finalizar la ESO en más de 80 países, reveló que nuestros estudiantes han bajado considerablemente su rendimiento en materias tan importantes como lectura y matemáticas.

Causas y soluciones

Diego Cazzola, psicólogo y orientador con más de 20 años de experiencia y creador de la Metodología de Estudio 360º, explica que las causas de estos malos datos responden a una combinación de factores socioeconómicos, familiares y educativos. “Los escasos recursos de las familias con bajos ingresos, la desestructuración familiar o la calidad variable de la enseñanza afectan negativamente al rendimiento escolar”. Sin embargo, Cazzola, asegura que “la falta de esfuerzo y de tolerancia a la frustración desde pequeños, junto con el abuso precoz y sin límites de las pantallas, son también factores críticos”.

Otros aspectos que destaca este experto en técnicas de estudio son “la pérdida del sentido común de los padres, el relativismo alimentado por un fuerte emotivismo y la desacralización de la educación”. Y añade que “sin austeridad, sin respeto a la tradición, y sin tiempo ni silencio para la reflexión, es complicado que el ser humano pueda tener la motivación y la concentración necesarias para el estudio y el aprendizaje”.

Ante este panorama, los padres tienen que adelantarse. Desde luego, Cazzola recomienda elegir bien el colegio. Sin embargo, lo más importante, advierte, “es pasar tiempo con ellos, incluso cuando son adolescentes o más mayores”, porque los hijos adolescentes y jóvenes “siguen necesitando a sus padres”.

Primero, el orden
De cara al éxito escolar, Cazzola recomienda a los padres comenzar por trabajar el orden con sus hijos: orden en el cuarto, en la casa, en el coche… orden también para dormir a la hora en punto, para seguir una alimentación adecuada y hasta para mantener relaciones personales sanas. Y, por supuesto, orden en las tareas de cada día, en los cuadernos, en los esquemas para repasar las asignaturas y en los horarios. “El orden interior se genera desde el orden exterior”, sentencia Cazzola. Y es esencial para que el niño encuentre la paz necesaria para tener un buen rendimiento escolar y encontrarle sentido al estudio.

El estudio paso a paso

Aunque cada alumno es único y es importante adaptar el método de estudio a su capacidad de trabajo y a su estilo de aprendizaje, según Cazzola hay unos elementos básicos y claves que son comunes a todos y que hay que cuidar. “El primero es entender que la jornada de estudio empieza en clase. Es decir, comprender todo en clase es fundamental”. Y eso pasa por atender y luego por preguntar las dudas al profesor.

El segundo paso es fijar un horario y una rutina flexibles, pero claros y constantes. Por ejemplo: merendar, tomar un breve descanso, ponerse ropa cómoda para estudiar y empezar con el estudio. Una vez sentados, lo primero, recomienda Cazzola, es “hacer una primera revisión de la agenda para planificar las tareas de la semana; luego, elaborar los esquemas del día, es decir, de aquello que hemos aprendido en clase ese mismo día. Después, realizar las tareas planificadas para hoy y, por último, lo más importante: repasar o verbalizar (mejor si se hace en voz alta), los esquemas que habremos realizado los últimos dos días. Esa reiteración de los contenidos es lo que facilita la correcta memorización de los conocimientos y el desarrollo de la habilidad para comunicarlos”, explica Cazzola. Por último, este experto en técnicas de estudio recomienda “practicar algunas asignaturas instrumentales, como ciencias e idiomas, que no se improvisan con el saber, sino que necesitan de automatización”.

Estos tres pasos componen un proceso completo de estudio que, si se hace con constancia, se irá interiorizando y proporcionará, según Cazzola “paz, estructura y resultados”.

“El fracaso escolar es absolutamente reversible volviendo al principio de ‘motivación, confianza y método’”

Ante el fracaso escolar

Si el fracaso escolar ya es un hecho hay que trabajar más duro, si cabe, pero según Cazzola, es algo “absolutamente reversible”. Eso sí, asegura que no hay varitas ni trucos de magia, “hay que volver al principio: motivación, confianza y método”.

Como norma general, Cazzola habla de tres fases. “Lo primero es ayudar al alumno a redescubrir su dignidad personal, su capacidad de aprender y de rehacerse”. Después, se debe fijar un plan sencillo pero exigente, con un acompañamiento muy cercano por parte de los adultos, en el que el esquema, la repetición oral y la agenda bien utilizada se convierten en herramientas de recuperación. Y, por último, mucha paciencia y constancia.

El fracaso escolar no es definitivo si los adultos que rodean al alumno no se rinden y lo acompañan con paciencia y esperanza. “La clave es que sienta que no está solo, pero que también se espera mucho de él”.

Eso sí, este experto no olvida que en medio de cualquier dificultad Dios siempre se hace presente: “El fracaso escolar puede ser también una prueba que el Señor permite para crecer: vivida a su lado, se convierte en camino de maduración y fortaleza”.

Repasar con esquema en mano
Diego Cazzola recomienda a los profesores “exigir que cada tema esté trabajado con esquemas”. El esquema tiene el doble propósito de ayudar al alumno a comprender y a memorizar. Y da un truco: que el alumno cuente el tema con el esquema delante de sus ojos. “Si lo mira mucho, pero lo dice bien, es un problema de memorización, no de estudio o comprensión. Si con su esquema delante no sabe decir casi nada, es un problema de comprensión y de elaboración de conceptos, algo más fundamental”. Por otra parte, es tarea del profesor, advierte Cazzola, “ayudar a que se fijen bien sus explicaciones haciendo exámenes orales aleatorios y frecuentes”. Explica que eso obliga a los alumnos a estar continuamente repasando con cierta tensión por retener, mucho antes de enfrentarse al examen escrito. “Esta práctica no es perder el tiempo, es fijar lo que se estudia”.

Artículo publicado en la edición número 77 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

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