El desastre económico del Gobierno 

La vida es muy justa, siempre se recoge lo que se cosecha. Esta idea se me vino a la cabeza cuando nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, exponía en Las Cortes su plan para atajar la inflación. Mientras él hablaba en la tribuna de oradores se publicó el dato deinflación provisional para marzo, 9,8% interanual y el 3,4% de la subyacente, preocupante este último dato. La elevación de los precios ha sacudido a la opinión pública española se percibe la preocupación de los ciudadanos.

Con el rimbombante nombre de «Plan Nacional de respuesta a las consecuencias de la guerra en Ucrania», el ejecutivo anunciaba susmedidas que llegan tarde, muy tarde. ¿Ha tenido que esperar hasta esta semana para presentar un plan de 160 páginas en el Boletín Oficial del Estado? La respuesta, ha esperado hasta esta fecha, mientras otros países ya han actuado para aflojar la fuerte inflación, para esperaba a que Europa le salvara de la tormenta perfecta. No es la primera vez, recordemos que nuestra recuperación estaba basada en la llegada de los 140.000 millones por la pandemia.

El plan llega tarde y es ineficaz, no aborda el grave problema que tenemos y que agudiza el enorme déficit público y la ratio deuda pública sobre PIB; ese gasto innecesario, manirroto y que busca llenar los «pesebres» de los caladeros de voto al calor del presupuesto.

Lo normal hubiera sido que nuestro Gobierno revisase totalmente el «papel mojado» que son los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El cuadro macroeconómico, pilar donde se sustenta, no es factible. Ningún organismo Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) o el Banco de España (BdE) desmienten totalmente el mismo. Tenemos un gravísimo problema con el gasto improductivo e ineficaz, es por ese gasto la razón de no rebajar impuesto, tan solo dar subvenciones. Las subvenciones son fáciles de dar, con permiso de la burocracia, sin embargo son difíciles después retirar. El Plan Nacional añadirá 6.000 millones al gasto público.

Ese tremendo gasto público nos va abocar a una ralentización del crecimiento económico. Valga como ejemplo ilustra que Funcas, el servicio de estudio de las antiguas cajas de ahorro, prevé ya un crecimiento del PIB para 2022 del 4,2%, 1,2 puntos menos de las previsiones del mes de enero. No solamente afecta al crecimiento, de acuerdo con este servicio de estudios, la inflación media anual podría situarse en un 5,8%. Si el Gobierno tenía la esperanza puesta en el presente año para la recuperación de lo perdido con la pandemia, todo parece indicar que no va ser posible.

 

Las medidas son ineficaces y muestran que o no saben, o no quieren entender las causas de la inflación presente y los efectos que desencadenarán. Efectivamente la energía es una de las causas del alza de precios, sin embargo la solución no es crear una isla ibérica, un error que pagaremos, más antes que después.Nuestro país no produce la energía suficiente para abastecerse permanentemente, las disparatada, apresurada y mal pensada transición energética tiene la culpa de ello. En momentos que hace falta recurrir a energía no generada en España tan solo contamos, en la práctica, con la interconexión con Francia, a través de Guipúzcoa y Navarra, no con otros países. El aumento de interconexiones fue una petición que la Comunidad Europea (CE) demandaba en 2002, la cifra era del 10,0%, la cual se elevó hasta el 15,% en 2014.

Por cierto que poner un precio máximo al gas no es una potestad nuestra, España debe enviar una propuesta a Bruselas y que la misma sea aprobado por la CE. La medida, habrá que ver como finaliza, no será efectiva, probablemente, hasta el mes de mayo y estaría vigente dos meses pues el Plan Nacional estará vigente hasta junio del presente ejercicio.

En cuanto al descuento de veinte céntimos en el litro de carburante, de los cuales el gobierno se hace cargo de quince céntimos y del resto las gasolineras es una medida regresiva. El descuento no discrimina entre los que utilizan el combustible para trabajar y los que no lo hacen. Estamos viendo los precios están subiendo ya en las gasolineras, neutralizando el descuento, además pueden abocar al cierre de algunas de ellas.

Otra medida, la tildaría de escandalosa, es la prohibición de despido por causas relacionadas con el incremento de costes energéticos. En un momento donde las empresas y autónomos lo están pasando muy mal por el encarecimiento de sus costes, resulta que no pueden acomodar su capacidad productiva a la nueva situación. Esta medida, además de tener legalidad cuestionable, abocará a algunas empresas al cierre y al despido de todos sus trabajadores. ¿Los miembros de este Gobierno saben y comprenden lo que es una empresa y sus necesidades?

La aprobación de una nueva línea, 10.000 millones, por parte del ICO y extensión del periodo de créditos otorgados es otra aberración. Esta medida puede poner en peligro los balances bancarios, un crédito refinanciado debe ser provisionado. Es más un buen número de los receptores de esa financiación no podrán devolverlos pues no tienen un problema de tesorería, sino de solvencia.

No hacía falta esperar para estas medidas, además de llegar tarde son bastante desastrosas e ineficaces para baja la inflación. Es más, es posible que nos acerquen a una estanflación.

Fuente: El economista

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