Fuente: El Economista.-Autor : Víctor Alvargonzález:
Lo bueno de trabajar en los mercados financieros es que aprendes de todo. En los últimos años hemos tenido que saber desde cómo se crea y aprueba una vacuna hasta cuestiones militares y geopolíticas.
Pero para mí lo más interesante ha sido aprender sobre la inteligencia artificial generativa. Con la ventaja de que, al parecerme algo tan importante para la economía y las empresas, me puse a ello muy pronto, lo que nos permitió dar muy buenos consejos de inversión a nuestros clientes. El extremadamente alto peso que ha tenido la tecnología en nuestras carteras recomendadas no ha sido casual.
Para empezar, aprendí que el «apellido» importa. La inteligencia artificial – entendida como algoritmos que hacen determinadas tareas – lleva con nosotros mucho tiempo. Lo que ha cambiado es su capacidad de aprendizaje, que se ha disparado exponencialmente. Por eso ahora se añade el apellido «generativa». Un cambio tan importante como cuando en los años 70 se descubrió la forma de aumentar exponencialmente la capacidad de los microchips.
En mi opinión, desde un punto de vista empresarial, el advenimiento de la inteligencia artificial generativa – que a efectos prácticos llamaremos simplemente IA -, es un win win. Sólo veo ventajas (para quien sepa sacarle partido). Todo se resume en una frase: incremento de la productividad. Y la productividad dispara la cuenta de resultados. En algunos casos ese incremento de productividad será superior al 40 %, en otros a lo mejor se queda en un 20 %. Pero, a largo plazo, casi todas las actividades económicas verán aumentada su productividad.
Ahora bien, de cara a la sociedad, y muy especialmente a la capacidad de las personas para ganarse la vida y no ser sustituidas por una máquina, la cosa cambia. Así que empecé a pensar qué cosas no pueden ser sustituidas por estos algoritmos, porque además eso nos ayuda a detectar el tipo de sectores y empresas en las que más partido se puede sacar a la IA desde el punto de vista del inversor.
Por ejemplo, creo que la IA nunca sustituirá a un Beethoven, Mozart, Van Gogh o la forma de tocar la guitarra de Keith Richards. Mi sensación – y llevo tiempo estudiando el tema – es que a la IA le va a costar mucho superar el listón del sentimiento y la pasión, que es lo que genera esa creatividad que aporta valor. Si un creativo de publicidad no tiene sentimientos ni entiende lo que significan ¿cómo va a generar sentimientos en su público objetivo?
Luego pensé que probablemente a la IA también le va a costar tener la visión de los buenos empresarios. Los mejores negocios suelen estar basados en una gran dosis de creatividad y capacidad de pensar «fuera de la caja». Y, al menos de momento, la IA piensa dentro de una caja creada por el hombre, por mucho que aprenda.
Un ejemplo de lo de la caja lo tenemos en la IA creada por Google: como los creadores son jóvenes woke, el algoritmo llegó a la conclusión de que todas las grandes figuras de la humanidad tenían que ser de color, ya que no podía haber un hombre blanco digno de haber hecho algo bueno o importante en la historia. Han tenido que revisarla.
Al final llegué una conclusión muy sencilla: la inteligencia artificial nos ganará por goleada en todo lo que suponga tratamiento de datos, calculo, análisis y por supuesto capacidad de trabajo, pero con lo que no va a poder es con la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional se basa en los sentimientos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, el carácter, la autodisciplina o la intuición, entre otros factores. También importan la compasión o el altruismo, cuestiones indispensables para una buena adaptación social.
No sé si se habrán dado cuenta, pero la mayoría de la gente que está bien situada en el mundo de la empresa o de la política son personas con una gran capacidad de relaciones públicas, networking, politiqueo o incluso adulación, que además saben unirse al grupo adecuado en el momento justo. El mérito o el coeficiente intelectual ayudan, pero la inteligencia emocional es fundamental. Especialmente en las grandes organizaciones.
Como ven, la definición «de libro» de la inteligencia emocional es mucho más bonita que algunas de estas cosas que menciono, pero prefiero hablarles «en plata» y no dejarme nada fuera. Se trata de que la IA sea para ustedes una herramienta y no que acaben siendo ustedes una herramienta de la IA.