Francisco Lorenzo, Universidad Pablo de Olavide; Ana Llinares, Universidad Autónoma de Madrid y Emma Dafouz, Universidad Complutense de Madrid
Hacia el final del pasado siglo XX, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo y la propia Comisión Europea inspiraron y financiaron redes bilingües como medida fundamental para el fomento del plurilingüismo en una nueva sociedad integrada de Estados.
Las consejerías de educación lo pusieron en marcha en comunidades como las de Andalucía o Madrid, sin una clara tradición multilingüe. De esta forma, los centros de la red pública accedían a privilegios de la élite, que desde Séneca (que aprendía matemáticas en la lengua de prestigio del momento, el griego) se asegura el dominio de la lingua franca como un rasgo de distinción social.
Hoy nos encontramos en España con una contestación al bilingüismo escolar por parte de algunas voces destacadas del ámbito político, parte de la intelectualidad y miembros de la comunidad académica no especializada.
El debate público siempre es de agradecer. En este caso, sin embargo, hay asuntos superados por la investigación científica que no es necesario seguir debatiendo, como pasaremos a explicar a continuación.
Debatir sobre asuntos ya establecidos afecta a la comunidad educativa: docentes y equipos directivos que apostaron entusiastas por modelos bilingües y se ven cuestionados; padres y madres que dudan del sistema correcto y estudiantes que no encuentran justificación a sus esfuerzos.
Evidencias científicas sobre la educación bilingüe
La investigación actual lleva publicados varios miles de estudios sobre bilingüismo en revistas de una larga tradición como Bilingualism: Language and Cognition o Journal of Bilingual Education and Bilingualism. Esto ha hecho posible establecer principios reconocidos que en general marcan las políticas lingüísticas en los sistemas educativos avanzados. Los que se detallan a continuación no son exclusivos de los programas bilingües en España, sino que son parte fundamental de la información que se proporciona a las familias en sistemas bilingües sólidos como el canadiense –uno de los escasos modelos que es capaz de neutralizar la ascendencia migrante en los resultados en pruebas PISA.
- El inglés no perjudica al español en el sistema educativo: el aprendizaje por medio de una segunda lengua no interfiere con el aprendizaje de una lengua materna. Las lenguas no compiten en las estructuras mentales, sino que se consolidan sobre una base única, la facultad humana del lenguaje. Es más, el aprendizaje por medio de una segunda lengua potencia el desarrollo de la lengua dominante. En entornos bilingües, se aumenta la conciencia lingüística y se producen transferencias de estrategias cognitivas que son comunes a todos los idiomas, esas marcas universales que describió el célebre Noam Chomsky, ya casi centenario. Por definición, un modelo bilingüe incorpora la lengua materna en los procesos de lectura y escritura; de manera que el avance resulta en paralelo.
- La segunda lengua no perjudica el aprendizaje de las materias no lingüísticas: tanto los estudios de la Comunidad de Madrid como los de Andalucía señalan que ni el aprendizaje de la Historia, ni de las Matemáticas ni del resto de materias en general se resiente en entornos bilingües. Es cierto que los contenidos se cubren de forma más lenta en una primera fase de aclimatación a la nueva lengua, pero el aprendizaje ocurre con más profundidad porque se asienta sobre ejercicios de andamiaje que aseguran la comprensión de ideas, conceptos y datos. El principio que guía la metodología bilingüe responde al principio de depth rather than breadth (profundidad mejor que amplitud). De hecho, los estudiantes en programas bilingües expresan sus conocimientos desde una perspectiva más crítica y menos memorística que los no bilingües, uno de los aspectos más relevantes del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: educación de calidad.
- Existe un sesgo social en la educación bilingüe: las listas de centros escolares de prestigio en España suelen venir lideradas por escuelas británicas donde se lleva a cabo la educación bilingüe a veces en su forma extrema de inmersión total. A pocos metros de una universidad pública andaluza se encuentra un colegio con un nombre que evoca verdes lomas escocesas, rodeado sin embargo de olivares muertos de sed; una disonancia cognitiva que sugiere un mundo aparte. ¿Por qué un modelo tan apropiado para quienes pueden y quieren pagarlo no lo es para el común de los mortales? El sociólogo francés Pierre Bordieu, en su Economía de los intercambios lingüísticos, ofrece una explicación.
- Los centros bilingües necesitan recursos: una placa de centro bilingüe no convierte a un centro en bilingüe. El bilingüismo educativo descansa sobre la formación lingüística y metodológica del profesorado. Sin este rasgo, que no requiere grandes inversiones porque se basa en la selección de docentes con cualificación lingüística, el bilingüismo es superchería. Podemos preguntarnos si en un horizonte cercano –o acaso ya– es posible reclutar a maestros con la necesaria cualificación lingüística, a la vista del conocimiento de idiomas de las nuevas generaciones. La respuesta es sí, como lo es en toda Europa. Tómense decisiones de ordenación educativa apropiadas y se contará con una red de centros amplia, cuando no generalizada.
En definitiva, el dominio efectivo de un idioma requiere de un tiempo de exposición como el que proporcionan los modelos bilingües. Sin esto, es el estatus social de las familias lo que determina su aprendizaje: extraescolares, cursos en el extranjero, acceso adecuado a contenidos digitales, etc.
Enriquecimiento cultural de excelencia
¿Qué se pierde sin el conocimiento del idioma? El poeta cubano Nicolás Guillén dejó unos hermosos versos:
No te enamore ma nunca
Bito Manué,
si no sabe inglé.
No se trata de esto. Sin el conocimiento del idioma global se pierde el acceso a contenidos fundamentales para la formación y el empleo, la posibilidad de intervenir en círculos internacionales, la ausencia de una lengua de instalación social en todos los órdenes y el enriquecimiento cultural de excelencia: entender el perspectivismo histórico aprendiendo la Spanish Armada (la Armada Invencible) en inglés, o incluso aspirar a leer en su idioma original a autores y autoras de referencia en cada campo, como las proposiciones verdaderas de Wittgenstein en alemán o la teoría de la evolución de Lamarck en francés.
Una nota final: en 2025, PISA añadirá a sus certeras pruebas de diagnóstico la evaluación de idiomas, de nuevo con la asistencia de la Comisión Europea. Analizar los datos desde el punto de vista de la enseñanza bilingüe será entonces necesario.
Francisco Lorenzo, Catedrático de Lingüística Aplicada, Universidad Pablo de Olavide; Ana Llinares, Catedrática de Lingüística Aplicada al Inglés-Especialista en Educación Bilingüe, Universidad Autónoma de Madrid y Emma Dafouz, Catedrática de Lingüística Inglesa, Universidad Complutense de Madrid
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.