Los ‘Tezanos’ del empleo 

Se jactaba el Presidente del Gobierno de los que calificaba como «positivos» datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre y con él, el trío de los ángeles de Sánchez -Calviño, Yolanda y Montero- y el resto del Ejecutivo, incluido el ministro José Luis Escrivá, que lo es de la Seguridad Social quien también se ufanaba del crecimiento de 15.000 afiliados más a la Seguridad Social en octubre, cifra muy inferior a los 51.000 trabajadores en que aumentó la afiliación en septiembre, evidenciando una clara tendencia a la ralentización.

Y lo hacían el mismo día en el que esa misma Encuesta de Población Activa (EPA) entre julio y septiembre – un período tradicionalmente bueno para el empleo por coincidir con la temporada turística– nos confirmaba un aumento del paro en 60.800 personas, elevando el número total de desempleados en España a casi tres millones de personas. Mientras que la contratación permanecía prácticamente estancada con un aumento de sólo el 0,4%. Un trimestre en el que, además, el PIB crecía únicamente el 0,2%, 3,8 puntos porcentuales menos que en el trimestre anterior y que no sitúa en puertas de la recesión técnica.

Claro que las cifras oficiales de empleo y afiliación tienen más trampas que las encuestas de Tezanos y precisan de varías lecturas para comprobar que tras los números superficiales se esconden realidades que desmienten la euforia del Gobierno. Así, y frente a la petulancia con la que presumen del crecimiento de la contratación indefinida resulta que, como demuestra el último informe del Gabinete de Estudios de USO, sigue siendo una tónica habitual los contratos de duración inferior a una semana que suponen el 18,1% del total de contratos realizados en septiembre y un 34% sobre la totalidad de temporales. Es decir, uno de cada tres contratos temporales en de menos de siete días.

Claro que las cifras oficiales de empleo y afiliación tienen más trampas que las encuestas de Tezanos y precisan de varías lecturas para comprobar que tras los números superficiales se esconden realidades que desmienten la euforia del Gobierno. Así, y frente a la petulancia con la que presumen del crecimiento de la contratación indefinida resulta que, como demuestra el último informe del Gabinete de Estudios de USO, sigue siendo una tónica habitual los contratos de duración inferior a una semana que suponen el 18,1% del total de contratos realizados en septiembre y un 34% sobre la totalidad de temporales. Es decir, uno de cada tres contratos temporales en de menos de siete días.

Además, la duración media de los días contratados se sitúa en poco más de mes y medio, frente a los dos meses que alcanzaron hace un año. Al tiempo que el incremento de la contratación indefinida viene asociado también a una notable subida de la contratación a tiempo parcial. Son 13 puntos menos la contratación realizada a tiempo completo en septiembre que la que se produjo en diciembre o en septiembre de 2021. Y sólo el 38,4% de los contratos indefinidos realizados en septiembre, dos de cada cinco, lo son a jornada completa. Con respecto a septiembre de 2021 la contratación indefinida a tiempo completo ha disminuido en 16,8 puntos.

Se constata también que la segunda causa de bajas en la Seguridad Social es el pase a la inactividad de aquellos trabajadores que tienen un contrato de fijo discontinuo, que se ha incrementado un 442,7%. Todo ello con el añadido de que, un mes más, son más los contratos formalizados que las personas contratadas, lo que implica que cerca de 40.000 trabajadores han sido objeto de más de un contrato indefinido, es decir, se está fomentando el pluriempleo o son personas a las que se da de baja en el empleo para volverles a contratar.

Y en paralelo con lo que preludian los datos oficiales desde el ámbito empresarial el departamento de Economía de la CEOE constata que las industrias manufactureras denuncian una caída en la entrada de pedidos que se asocia con una pérdida de poder adquisitivo de los clientes por el aumento de la inflación que está dando lugar a la reducción de sus plantillas.

Destrucción de empleo que se enmascara también por el desmesurado aumento de la contratación pública que aporta siete de cada diez nuevos empleos, duplicando los creados en el sector privado que es el que crea riqueza y crecimiento. De no ser por la creación de empleo público España habría tenido la peor cifra de ocupación en un tercer trimestre de los últimos diez años.

Como gusta decir el empresario teatral y presidente de honor de la patronal madrileña CEIM, Enrique Cornejo, «los empleos los crean los empresarios, los gobiernos sólo crean funcionarios». Y mientras la economía y el empleo naufragan la ministra de Trabajo llora y se emociona por retirar la medalla del trabajo a Franco cuando debería derramar lágrimas, no de cocodrilo sino amargas, por su gestión en el Departamento y el fracaso de su contrarreforma laboral.

Fuente: El Economista (José María Triper)

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