La ralentización del crecimiento económico de China y la incertidumbre electoral tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea mantienen en vilo al mundo.
Fuente: IESE BUSINESS SCHOOL. UNIVERSIDAD DE NAVARRA.
Las perspectivas económicas mundiales para los próximos dos años no parecen muy prometedoras. En términos económicos, para 2024 se prevé un crecimiento económico estable del 3,1%, ligeramente superior al 3,0% del año pasado. Se espera que ese crecimiento aumente marginalmente hasta el 3,2% para 2025, lo que pone de relieve una previsión a dos años por debajo de la media anterior a la pandemia, cuando se preveía un aumento del 3,8%.
En una sesión celebrada en Barcelona, la profesora del IESE Núria Mas señaló que este crecimiento moderado, pero sostenido, es el resultado de varios factores. Por un lado, China, la segunda economía mundial, está experimentando un crecimiento económico lento. Por el otro, las elecciones al Parlamento Europeo en junio y las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre se perfilan como eventos altamente polarizados que podrían tener repercusiones globales. Además, las turbulencias geopolíticas, como los ataques en el mar Rojo, podrían generar nuevas subidas de precios a las materias primas. Finalmente, el rápido avance en el uso de la inteligencia artificial (IA) está transformando los puestos de trabajo en todo el mundo.
China ralentiza su crecimiento económico
En 2023, Estados Unidos experimentó un desempeño mucho mejor de lo anticipado, evitando así la recesión que inicialmente pronosticaban los economistas. Por otro lado, la Unión Europea logró mantenerse a flote, a pesar de la recesión en Alemania, mientras que la economía española mostró una sorprendente fortaleza. Asimismo, India destacó con un crecimiento que superó al de la mayoría de las economías emergentes.
En cambio, China, que representa gran parte del PIB mundial, experimentó un crecimiento limitado, a pesar de abrir sus fronteras tras años de estrictas restricciones por el COVID-19. Un resultado poco alentador dado que se esperaba que esta medida impulsara la actividad económica.
Se trata de un claro cambio del status quo. Durante tres décadas, la economía china ha crecido más rápido que la de cualquier otra nación del mundo, a un ritmo del 10%. Pero, en los últimos años, esa cifra ha ido disminuyendo, y ahora se sitúa en el 4,5%, menos de la mitad de su media anterior.