- Existe un creciente desajuste entre formación y lo que demanda la economía
- Las empresas buscan unos perfiles concretos que no encuentran en el paro
- El parón de la inmigración por el covid deja muchas vacantes de empleo vacías
Fuente: El economista 03/01/2022
La escasez de trabajadores se ha convertido en uno de los grandes problemas para las empresas y la economía en general. La escasez está por todos lados y cada vez afecta a más sectores de la actividad, según advierten desde las empresas. Sin embargo, desde el lado del trabajador hay algunas piezas que no encajan del todo en esta hipótesis de la escasez de mano de obra: en España sigue habiendo más de tres millones de parados, mientras que en la zona euro la cifra supera los doce millones de desempleados. ¿Cómo puede ser que haya escasez de trabajadores a la vez que millones de personas buscan empleo sin suerte?
Parece que la pandemia ha acelerado algunas de las tendencias que se venían formando en los últimos años. Una de ellas, aunque aún es pronto para lanzar un veredicto final, es el creciente desajuste que vive el mercado laboral en los países desarrollados, entre ellos la zona euro y EEUU.
La necesidades de las empresas y de la economía están evolucionando más rápido que los sistemas educativos, lo que genera un desequilibrio cada vez mayor entra la demanda de ciertos trabajadores y la oferta de los mismos. Esta tendencia ha dado un ‘acelerón’ durante el covid, puesto que ha obligado a muchas empresas a digitalizarse de la noche a la mañana y a profundizar aún más en la tecnología para sobrevivir.
La curva de Beveridge no miente
Una forma gráfica de analizar este desequilibrio es a través de la curva de Beveridge, que representa la relación inversa entre la tasa de paro y la tasa vacantes. Esta curva es un concepto o indicador clave para los mercados laborales que da información acerca de la eficiencia a la hora de emparejar demandantes de trabajo (empresas) y oferentes (trabajadores), o también de los problemas que sufre el mercado de trabajo. Su nombre se debe al economista británico William Beveridge, que fue quién comenzó a investigar la relación inversa entre desempleo y vacantes (los puestos de trabajo que las empresas intentan cubrir).
Durante la crisis del covid esta curva ha sufrido movimientos muy violentos, al igual que toda la economía. «La pandemia del covid ha cambiado drásticamente el patrón existente. Al principio, la curva se desplazó sustancialmente hacia afuera o hacía la derecha (reflejo de un mayor desempleo). Cuando la economía comenzó a mejorar, la curva se inclinó abruptamente hacia arriba, a medida que el fuerte aumento de las vacantes aumentaba. El alcance de estos cambios no tiene precedentes históricos», asegura Thomas A. Lubik, investigador senior de la Reserva Federal de Richmond.
Ahora, como se puede ver en el gráfico de la zona euro, tras dibujar una especie de ‘círculo loco’ durante el covid, la curva sigue desplazándose hacia arriba (las vacantes crecen) mucho más rápido de lo que lo hace hacia dentro (es decir, de lo que cae el paro). La tasa de paro está bajando muy despacio para todo el empleo que las empresas dicen necesitar. Hay un desajuste, un descuadre entre lo que buscan las compañías y lo que ofrecen los trabajadores, sobre todo los que se encuentran en el paro.
En otros momentos de los últimos 20 años, cuando las vacantes aumentaban, la tasa de paro caía con mucha más fuerza, como ocurrió entre 2007 y 2008. Pero en los últimos años, las vacantes han crecido con más intensidad, lo que ha desplazado la curva hacia arriba, tomando gran pendiente.
Un tendencia preocupante
¿Qué está pasando en el mercado laboral? Nuria Bustamante y Sergio Díaz Velarde, economistas de CaixaBank Research, analizan este fenómeno en la zona euro y en España en un análisis publicado recientemente y advierten de que esta tendencia podría ser un lastre para la recuperación económica y el crecimiento potencial. Aunque la economía cuente con recursos humanos suficientes, estos no son ‘útiles’ para producir lo que la economía demanda, lastrando así el crecimiento.
«Como es bien conocido, es normal que en una economía se mantengan ciertos niveles de vacantes y de paro, ya que es necesario un periodo de adaptación o búsqueda para conseguir un empleo y cubrir una vacante. Además, a lo largo del ciclo económico, se suele observar una relación inversa entre la evolución de la tasa de paro y del número de vacantes. Esto es, cuando la tasa de paro aumenta (disminuye), el número de vacantes se suele reducir (aumentar). Intuitivamente, durante las recesiones aumenta el número de personas buscando empleo y hay menos empleos disponibles. En las circunstancias actuales, ¿por qué la demanda insatisfecha de mano de obra no solo no se está reduciendo, sino que está aumentando?», se preguntan los expertos del banco catalán.
Lubik cree que una parte se puede deber a la menor eficiencia a la hora de emparejar oferta y demanda de empleo, al menos en el caso de EEUU: «Tal disminución en la eficiencia de los emparejamientos puede deberse a una variedad de factores subyacentes. Los cambios sectoriales (se crea empleo en sectores que no tienen nada que ver con los que lo destruyen), unos requisitos distintos de habilidades y la dispersión geográfica pueden influir. Por ejemplo, un trabajador despedido en la industria del automóvil puede tener dificultades para conseguir un trabajo como enfermero».
Este investigador añade que tales desajustes se mostrarían como una disminución en la eficiencia del emparejamiento al analizarlos de forma agregada, «ya que los desempleados pueden no tener las habilidades que las empresas necesitan. Por lo tanto, los empleadores publican más puestos (o buscan más ampliamente) para encontrar un emparejamiento (match) exitoso».
Menor inmigración
Los economistas de CaixaBank afinan aún más el tiro y exponen que en el caso de España y la zona euro también «puede deberse al frenazo de la inmigración, como consecuencia de las limitaciones a los movimientos transfronterizos a raíz de la pandemia, que podría estar afectando a la mano de obra disponible en algunas actividades, como la agricultura, la hostelería, el ocio, la limpieza o los cuidados personales. Este desequilibrio debería ser transitorio y resolverse a medida que vayan recuperándose los flujos migratorios».
Sin embargo, no todo es tan fácil. Esta tendencia lleva asomando la cabeza un tiempo y el covid lo que ha hecho ha sido agudizarla. Por otro lado, «el desajuste del mercado laboral también responde a un creciente desacoplamiento entre la formación y la cualificaciónde los demandantes de empleo, y los perfiles que buscan las empresas», advierten Bustamante y Díaz Velarde.
Estos expertos alertan de que están surgiendo dificultades asociadas a la disponibilidad de mano de obra, sobre todo en algunas ramas terciarias (información y comunicaciones, transporte y hostelería) y, con especial intensidad, en la construcción. En el caso de la construcción, el sector también se enfrenta a un fuerte auge de los costes de los materiales y la propia escasez de alguno de ellos, lo que está retrasando obras y disparando los costes (que en algunos casos deben asumir las propias empresas).
En lo que se refiere al impacto en el largo plazo, «en los próximos años es de esperar que el proceso de transformación y modernización de la economía aumente la demanda de trabajadores con perfiles técnicos, como especialistas en estructuras energéticas, analistas de datos o especialistas en logística, lo que podría agravar el desajuste del mercado laboral», aseguran desde CaixaBank Research.
«El fuerte aumento de la pendiente de la curva de Beveridge desde finales de 2020 es un rempecabezas. Dado que la eficiencia del emparejamiento ha disminuido, cualquier reducción en el desempleo ahora requiere una tasa de vacantes mucho más alta que antes de la pandemia. En otras palabras, la tasa de desempleo ahora responde mucho menos a los cambios en las vacantes que antes de la pandemia», sentencia Lubik.
Desde CaixaBank Research exponen brevemente varias vías para reducir la intensidad y duración de estos desajustes y ayudar a que el funcionamiento del mercado laboral sea más eficiente e inclusivo. «Es preciso mejorar la empleabilidad de los trabajadores, adecuando la oferta académica a las necesidades del mercado, potenciando la Formación Profesional y reorientando las políticas activas de empleo, y también debemos asegurarnos de que los incentivos a la búsqueda de empleo son siempre los adecuados», añaden.
En un contexto en el que se está poniendo de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión para que la oferta productiva sea capaz de adaptarse a los nuevos patrones de crecimiento, la inversión en capital humano también será fundamental para no generar otro cuello de botella, culminan los expertos del banco catalán.