J.R. Pin Arboledas.Profesor del IESE
13/11/2019 – 19:26
Hace unos años escribí un caso sobre la reconversión de Bankia por el equipo de Goirigolzarri. Una de las claves del éxito de la misma para la recuperación de la reputación de la entidad fue la ausencia de intervención política en la misma.
De hecho en sus órganos de Gobierno no había ningún consejero con adscripción a ningún partido. Es decir se cerraron «las puertas giratorias» que tanto critica Unidas Podemos por las que políticos y directivos de empresa circulan en esta España. No estoy en contra de ellas. Bien engrasadas pueden ser un beneficio tanto para la Administración Pública, como para el sector privado que pueden aprovechar la experiencia recíproca de ambos sectores. Pero en el caso de Bankia cerrarlas fue un factor que ayudó a su reconversión.
Ahora parece que va a haber un gobierno entre PSOE y Unidas Podemos si Pedro Sánchez es capaz de conseguir la investidura en primera o segunda vuelta. En el acuerdo programático de gobierno no he visto nada sobre Bankia. Eso es lo que me preocupa. Pablo Iglesias y su partido siempre han demandado la creación de una banca pública, lo mismo que una eléctrica. Ahora no está en los papeles pero eso no quiere decir que se hayan olvidado de su utopía.
Si el Gobierno no dice categóricamente que la «privatización» de Bankia no se toca y que piensa ir vendiendo su participación hasta perder la mayoría en el accionariado el peligro está a la vuelta de la esquina. Es una comida demasiado sabrosa para dejarla delante de Unidas Podemos mucho tiempo. La tentación es alta. Sí el Gobierno PSOE/UP se viera en apuros económicos con la desaceleración/recesión que amenaza la economía la demagogia de culpar, entre otros, a la banca de la situación y justificar la utilización de Bankia como banco público estaría ahí. Y los lideres de ese Gobierno no hacen asco a la demagogia. Más bien lo contrario. Por eso, repito, me preocupa Bankia.
Aunque no esté en el pacto, Podemos siempre ha demandado crear una banca pública
No se lo que dirá Nadia Calviño al respecto. Su trayectoria en la UE indica que no estaría muy de acuerdo con un plan de utilizar Bankia como argumento demagógico, pero cuando las cosas anden mal, que lo irán, los ortodoxos en economía pueden perder ante los populistas. Esa será una de las batallas internas en este Gobierno, que veremos en cuanto se sienten en las poltronas ministeriales y sus vicepresidencias. Esa era una de las cosas que Pedro Sánchez decía antes de las elecciones que no le dejarían dormir con miembros de Unidas Podemos en la mesa del Consejo de Ministros. Ahora si consigue ser Presidente debería encargar a la cocina de la Moncloa un buen aprovisionamiento de «dormidina». Le va a hacer falta.
Habría una solución para evitar esa tentación. La fusión de Bankia con otra entidad, de manera que la participación gubernamental quedara diluida. De ello se ha hablado en los medios económicos en los últimos tiempos pero no hay nada concreto. Además: ¿Hay tiempo para ello? Difícil hacer una operación de ese calibre a toda prisa; y las prisas no son buenas consejeras. Todos los números dicen que la racionalidad económica es hacer bancos más grandes para ganar en eficiencia. Pero salvo una fusión con un banco extranjero cualquier operación de ese tipo exige reducir la plantilla de la entidad resultante de unir dos grandes y eso cuando está aumentando el paro no conviene a un Gobierno «progresista».
Todo está pendiente de la investidura, que aún tiene que encontrar apoyos en otros partidos. No es fácil, dado la composición del Congreso. Pero es posible. Por eso si Pedro Sánchez lograse su investidura: o es tajante respecto a Bankia y se realiza algún movimiento para blindar su gestión puramente privada o la Bolsa nos dirá lo que piensa sobre su futuro. Porque ya se sabe: los accionistas en el mercado bursátil votan vendiendo o comprando y, en consecuencia, bajando o subiendo la cotización de las acciones de la entidad. Estén atentos a ello si están interesados en la entidad. Por lo demás confío en la gestión profesional de los actuales dirigentes de la misma. Tienen acreditada su valía en Bankia y en sus anteriores trabajos.
Fuente: El Economista