Cae en mis manos un artículo de un filósofo, Juan Fernando Sellés, sobre nueve puntos tomados de un libro reciente del también filósofo Leonardo Polo, «Filosofía y Economía» (Pamplona, Eunsa, 2011). Polo es un gran filósofo y un hombre con un sentido común aplastante, sobre todo cuando se trata de hablar de temas de empresa. Resumo aquí los nueve puntos que menciona Sellés:
- Ser consciente que manda a personas. Y saca una conclusión: conocer lo que es común a todas las personas, y lo que es personal de cada una.
- Ocuparse de formar equipo, no gobernar en solitario. Y digo yo: olvidémonos de la tesis, tan desarrollada en los últimos años en los medios de comunicación, del superdirectivo que llega a una empresa, corrige todos los errores, da un rumbo nuevo, pone las acciones al rojo vivo en la bolsa, se lleva una superjugosa remuneración,… y deja tras de sí un equipo desmoralizado.
- Buscar sucesores en el gobierno, a los que hay que formar con tiempo, calidad y constancia.
- Formar a los demás en la empresa. A todos.
- Acrecentar las virtudes en sí y en los demás: responsabilidad, prudencia, justicia, fortaleza, templanza, veracidad,…
- Trazar objetivos realizables: grandes ideales a largo plazo.
- Cuidar de que las acciones de gobierno tengan fin, motivo, hacer y conocer.
- Considerar el dinero como trabajo en potencia.
- Servir al bien común, que es, sobre todo, mejorar a las personas.