Excesivo castigo fiscal al trabajo 

España es el tercer país de la OCDE que más recauda de los trabajadores. En concreto el 61,3% de los ingresos del Estado procede de las nóminas de los asalariados, una cifra que es muy superior a la media de los países desarrollados, situada en el 50,4%, y que sólo supera EEUU y Alemania.
Este elevado porcentaje se obtiene de sumar lo que el Estado recibe por el impuesto sobre la renta (IRPF) en las nóminas (23,8%) y por las cotizaciones sociales (37,5%). Respecto al IRPF, el porcentaje que España extrae está en la media de la OCDE, situada en el 24%.

Sin embargo, la cuña fiscal de España, es decir, el porcentaje de salario bruto que se va en cotizaciones sociales e impuestos, llega al 39,3%, cuatro puntos por encima de la media de la OCDE. Salta a la vista que la causa de ello está en las cotizaciones sociales, una partida que en la OCDE representa una media del 26,4% y que en España alcanza el 37,5% de la recaudación. Este mayor coste del empleo tiene consecuencias negativas tanto para la competitividad de las empresas como para su capacidad para contratar. De hecho, se estima que un aumento del 1% de los costes laborales se traduce en una reducción del 0,37% del empleo. Asimismo, los datos dejan patente el alto esfuerzo tributario de los trabajadores y las empresas en nuestro país. De hecho, y al contrario de lo que defiende el Ejecutivo, los últimos datos lo sitúan ya un 8% por encima del promedio de la UE.

Las cotizaciones sociales hacen que España sea el tercer país de la OCDE que más recauda de los trabajadores

Resulta evidente que las recientes subidas de impuestos del Ejecutivo, y aquellas por las que aboga Hacienda para su futura reforma, elevarán aún más el sacrificio de las empresas y los asalariados. Un esfuerzo que será nefasto para el consumo y el empleo y, por extensión, para la recuperación económica en su conjunto.

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